Acompañar la llegada: claves para la incorporación en Educación Infantil

La entrada de los más pequeños al centro es un momento crucial: no solo cambia su rutina, también moviliza emociones, expectativas y aprendizaje social. Estudios recientes muestran que las transiciones bien diseñadas —con invitación activa a las familias, protocolos flexibles y rutinas previsibles— favorecen la adaptación, reducen la ansiedad y fortalecen la participación familiar.

En España, la normativa educativa respalda este enfoque. El Real Decreto que regula la Educación Infantil subraya la importancia de procesos de acogida y adaptación que respeten los ritmos individuales y se coordinen con las familias. Un estudio-acción reciente, Del periodo de adaptación al tiempo de acogida (Vizcarra Morales, López-de Arana Prado & Gamito Gómez, 2021) recoge la reflexión colaborativa de profesorado de Vitoria-Gasteiz sobre cómo el “tiempo de acogida” supone aceptar lo afectivo que traen niñas y niños al centro y construir vínculos de seguridad, en lugar de imponer estructuras rígidas prematuras.

Otro estudio importante es A Systematic Scoping Review on the Transition of Under-3-Year-Old Children from Home to Early Childhood Education and Care (van Trijp, Ree, Belland, Esmaeeli, Eidsvåg, Asikanius & Rosell, 2025), que analiza cómo es la transición para menores de 3 años desde el hogar hacia los servicios de educación y cuidado, identificando prácticas que ayudan a que este cambio sea más suave.

Pautas prácticas y muy concretas: cómo acompañar la incorporación

  1. Plan de acogida personalizado
    Invitar a la familia a conocer el centro antes del inicio, realizar visitas cortas progresivas según la respuesta del niño, permitir despedidas flexibles, etc.
  2. Participación familiar activa
    Establecer comunicación diaria breve (una nota, foto, llamada), que las familias compartan objetos de casa para facilitar el vínculo (juguete, manta…), incluirlas en actividades de bienvenida.
  3. Rituales previsibles y espacios emocionalmente seguros
    Crear rutinas claras desde el primer día (entrada, juego libre, asamblea, despedida), espacios que los niños reconozcan, docentes de referencia visibles, uso de objetos de transición.
  4. Tiempo de adaptación flexible, no impuesto
    Reconocer que cada niño/a tiene su ritmo. Permitir que los tiempos de asistencia, permanencia o despedida se ajusten. Si hay necesidades especiales, evaluar desde el inicio y ofrecer apoyos.
  5. Coordinación institucional y formación del profesorado
    Que el centro tenga un proyecto educativo con el “tiempo de acogida” definido, que el equipo docente reflexione y comparta prácticas, y que haya apoyo legal/normativo para implementar dichos procesos.

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